Hace tiempo hablábamos del marketing de los cinco sentidos, de conseguir una experiencia inmersiva en la marca. Este mismo objetivo es el que ha llevado al equipo de Perrier USA a crear su pop store. El objetivo: «experimentar Perrier» de una forma social y multisensorial.
Desde hace unos años, Perrier ha sabido posicionarse muy acertadamente dentro de la creatividad y el mundo del arte. Es hípster, cool y saludable a la vez. Un trabajo muy bien orquestado a nivel internacional.
Siguiendo esta linea, el pasado mes de julio (12-18), en Nueva York, en pleno Soho, y de la mano de Kinetic han lanzado “el estudio del sabor de Perrier».
El concepto presentado está pensado para impactar los cinco sentidos en una forma socialmente compartible.
Para ello se ha rodeado de artista renombrados en su ámbito; como AKACorleone con un estudio, música en directo, una pantalla de arte interactiva, una piscina de bolas. Como no podía ser de otra forma, también había un mocktail bar, donde degustar cócteles sin alcohol hechos con Perrier.
Sin embargo, la parte que para mi es más llamativa es la relativa al «social sharing». El espacio incluía además: un libro para colorear digital y que puede ser impreso en una bolsa “tote”, una impresora de fotos por hashtag o una Twitter vending machine. Tanto Social influencers como visitantes, dieron su mejor versión compartiendo miles de fotos y comentarios.
El concepto que explora este tipo de iniciativa es el de las «Digital experiences» o eventos para crear recuerdos y emociones y conectar así vía social media, lo que a su vez genera un retorno, en publicity y buzz.
Más allá de la repercusión mediática, existe otro tipo de retorno, el de la experiencia del cliente. The flavour studio, se convirtió en un autentico laboratorio de la marca; a nivel de experimentación creativa, pero sobre todo de escucha del cliente. En la mayoría de los productos de gran consumo el feedback es altamente apreciado. El medio físico da muy poca información a la marca, más aun en productos de gran consumo.
Además, al generar esta experiencia, de creatividad, de felicidad, automáticamente se genera una emoción. Esta emoción llevará asociado un recuerdo y una conciencia de uso; que repercutirá a su vez en la notoriedad de marca.
Si nos centramos en las motivaciones del ser humano, encontraremos que lo más parecido a la autorealización de Maslow hoy en día, es poder presumir de perfil de Instagram o de followers. De ahí, que la experiencia de tienda se ha preparado de tal forma que es 100% instagrameable. El objetivo: transmitir los territorios de la marca de creatividad y hipsterismo, desde el hedonismo y la aprobación social.
Somos lo que parece que somos en el mundo phygital (físico-digital). La experiencia de marca es el pilar para generar awareness y la vida se convierte en un evento instagrameable.
Con todo y con eso, Perrier es un caso de éxito de reposicionamiento y rejuvenecimiento de marca y público objetivo.
Sin perder su esencia, ha conseguido encontrar su territorio. Ha sabido aprovechar que los refrescos no está viviendo su mejor momento, para ganar cuota de mercado. Los consumidores están cada vez más concienciados de la alimentación saludable y optan por opciones como el agua con gas.